El sábado 26 finalizó accidentada pero a pesar de todo exitosamente la quinta edición de Sonafilm, que se celebra en distintas poblaciones de la comarca alicantina de la Marina Alta. Arrancó el día 18 y ha cubierto satisfactoriamente sus expectativas pero también, lo que es mejor, las de quienes han acudido a sus diversas actividades, tal y como han relatado a MundoBSO algunas personas de nuestra total confianza.

Los conciertos Games & Symphonies (Moraira, 18 agosto) y Made in Spain (Calp, 19 agosto) tuvieron llenos totales, y prácticamente completos fueron Metalls de cinema (El Verger, 24 agosto) y Tarantino Unchained (Dénia, 25 agosto). El gran concierto, The Music of Bond. Symphonic Concert (Ondara. 26 agosto) tuvo una formidable asistencia pero la lluvia hizo acto de presencia y obligó a cancelarlo cuando aún no se había llegado a completar la primera hora de concierto. Son riesgos que se asumen en los eventos al aire libre y cuyas consecuencias, obviamente, no se pueden reprochar a nadie porque el concierto, además, estaba yendo estupendamente bien. Las otras actividades, una mesa redonda con los compositores españoles asistentes y una charla sobre el libro La música tras la máscara. La era superheroica, de y con Frederic Torres, tuvieron una asistencia más discreta pero no faltó gente interesada. En pleno agosto, Sonafilm ha mostrado y demostrado tener capacidad de convocatoria.

Con Sonafilm se cierra pues el calendario de 2023 de festivales de música de cine en España y comienza la carrera para que Fimucité, Mosma, Sonafilm y Fimucs (ordenados por veteranía) preparen sus eventos de 2024. Todos ellos tienen mucho que aportar, tienen gente cualificada para poder ofrecerlo y ganas seguro que muchas. Pero todos tienen aspectos que deben mejorar: el festival canario Fimucité debe tomarse más en serio el espacio del microconcierto dedicado a los ganadores de los Premios Musimagen (formalmente Premios de la Música para el Audiovisual Español), porque año a año lo que hacen es una chapuza que debería obligar a Musimagen a plantarse y ser exigente o a buscar otros festivales donde alojar la entrega de los galardones. Es inaceptable que un festival con la trayectoria, excelencia y estupenda aportación que lleva haciendo a la comunidad sea tan torpe y descuidado en este aspecto. Si en 2024 se repite probablemente a quien haya que señalar y evidenciar sea a la dirección de Musimagen por agachar la cabeza.

Mosma debe reconducirse y volver a poner como cabeza de cartel a un compositor o compositora de cine, tras el paso de Diane Warren quien, siendo un figura muy importante en su campo, no responde a lo que se espera de un festival de música de cine. El festival malagueño cuenta con un estupendo recorrido en sus años de existencia pero estas programaciones lo desvirtúan un tanto. A Sonafilm lo único que se me ocurre sugerirles es que de una vez por todas tengan un logotipo con personalidad, que no es tan difícil hacerlo y no es una cuestión solo estética sino de imagen de marca y profesionalidad. En lo demás, van viento en popa para ser la capital de la música de cine en el Mediterráneo. Finalmente, espero que Fimucs haya aprendido de los errores cometidos en el penoso concierto que dedicaron a los Premios Goya. Penoso solo por la mala organización en su continente, la presentación, no el contenido, que salvo una desastrosa pieza fue estupendo. Pero la desidia y desinterés en la forma de mostrarlo al público fue respondida con apatía en un público que ni sabía lo que estaba escuchando y cuyos aplausos fueron de mera cortesía.

Ojalá en 2024 los cuatro festivales solo sean fuente de elogios, y ojalá se normalice lo que claramente está siendo una anormalidad en España: ¿cómo es posible que compositores de la talla de Alberto Iglesias y Fernando Velázquez no son presencias habituales en estos festivales y sus conciertos? Sean cuales sean las razones algo no está funcionando bien pues lo normal sería que sus visitas fueran regulares. Sea que los festivales no cuentan con ellos, o sea que son ellos los que no cuentan con los festivales no es nada razonable.

La presencia en 2023 de compositores españoles en los conciertos de los cuatro festivales ha sido escasa en el caso de Fimucité y Mosma (no contamos el concierto-homenaje a Sakamoto), y muy satisfactoria en Fimucs y Sonafilm. Aún así en 2024 seremos exigentes con la programación de estos conciertos, y más si son financiados con dinero público: los conciertos de música de cine español deben responder mucho más a realidades que no a amistades, y que sean realmente representativos de lo que se está creando actualmente y, salvo homenajes justificadamente merecidos, de quienes están creando realmente en el cine de nuestro país. La carrera hacia 2024 ya ha comenzado.