Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar tu experiencia y nuestros servicios, analizando la navegación en nuestro sitio web.
Si continuas navegando consideraramos que aceptas su uso. Puedes obtener más información en nuestra Política de Cookies.
Continuamos repasando y comentando el curso Danny Elfman Teaches Music for Film, impartido desde la web MasterClass por el compositor norteamericano.
20.- Advice to New Composers (Consejos a compositores emergentes) Duración: 6:27
Explica Danny Elfman que no tuvo formación musical, que fue autodidacta pero señala el mucho valor que tiene la educación musical. Comenta que decidió aprender a escribir y transcribir por su cuenta pero que le costó mucho: mi cerebro era como un colador, no podía recordar nada. Así que aprendí a trabajar con mis fortalezas y mis debilidades, y estas eran muchas.
Elfman explica que se entusiasmó de joven con la música de gamelán, que le encantaba interactuar con ritmos, y cita al percusionista Willie Winant, con el que practicó enfrentando ritmos, y así estuvo unos tres años: No había posibilidad alguna de que se me aceptase en una escuela de música. No sabía nada de música (...) no había instrumento alguno con el que poder pasar una audición, así que traté de incorporar eso en mi trabajo, era algo en lo que era bueno. Remarca, claro, que no hace uso del gamelán en sus bandas sonoras, que ese no es el punto sino que estuviera desarrollando habilidades para escribir patrones musicales imbricados.
Espero que podáis ir a una escuela de cine y adquiráis una buena base de conocimiento puesto que cuanto más sepáis más tendréis con lo que comenzar. Que yo no fuera resultó un problema para mí, no me hizo las cosas fáciles sino muy complicadas y eso fue un problema al que tuve que hacer frente. Espero que no tengáis que pasar por eso, pero algunos sí lo tendréis puesto que venís de bagajes diferentes, de sitios diferentes (...) tendréis que aprender mucha basura que es completamente opuesta a lo que habéis aprendido, así que tendréis que aprender muchas cosas nuevas a la vez que sacar provecho de lo que ya sabéis.
21.- Closing (Cierre) Duración: 3:06
Componer para el cine es lo que amo. Cuando comencé quería formar parte del cine, no sabía en qué lugar, pero hay una hermandad de cineastas en la que seas director, cámara, montador, guionista... no importa en qué lugar acabes solo hay un gran propósito que os une y compartís: un compromiso intenso de desear hacerlo lo mejor posible. Son toneladas de horas de aprendizaje del oficico, porque no es solo arte, también oficio, es un balance entre ambas cosas: hay arte y hay oficio, y el oficio se ha de aprender haciendo.
------------------------------
Nuestro comentario:
Y hasta aquí llega la Masterclass de Danny Elfman. De entre lo comentado en este último tramo quisiera incidir en lo que se refiere a la formación y a la autoformación. Es evidente que Elfman explica algo que debería ser tenido en cuenta, pero no basta con la mera asistencia a clases para considerar que ya se ha adquirido el conocimiento, esta idea tomada como certeza es una pandemia entre los compositores aspirantes. Hay que saber de cine, no solo a empastar música en escenas (que es la enseñanza más común) sino a crear cine con la música. La formación académica no es suficiente salvo que se acepte ser abeja en un panal (el cine) con cientos de abejas fabricando la misma miel.
Quisiera recomendar la lectura de estos editoriales que he venido publicando en estos últimos años:
Como se comprueba, el escribir sobre los comienzos es un tema de máximo interés, pero no creo que esta Masterclass de Danny Elfman lo haya sido realmente ni resulte práctica para los que quieren formarse, puesto que ha sido más una larga sesión de coaching y de insuflar ánimos que de cuestiones prácticas y de funcionamiento. Dado el precio del curso era esperable y exigible una clase en condiciones de la que se saliera aprendiendo cosas útiles, más allá de las buenas palabras y de las anécdotas vivenciales del compositor. Nuestra valoración global no puede ser positiva, como sí lo fueron tanto las Masterclass de Hans Zimmer como la de John Powell, a efectos prácticos mucho más recomendables.
