Cuando se asigna a un personaje un tema musical este sirve para mejorarlo, de lo contrario no tendría sentido su presencia. Si se aplica es porque el personaje lo necesita, por la razón que sea, y de la unión personaje + música sale como resultado que el personaje es más completo. Pero lo más importante de todo es que esa música va directamente dirigida al espectador, quien gracias a ella encuentra una mayor explicación, complemento, afirmación o incluso negación sobre el personaje. Hay una excepción, cuando el personaje conoce o aparenta conocer esa música, y por tanto esta forma parte de su personalidad de modo natural. Es lo que sucede por ejemplo con el tema de la protagonista en The Shape of Water (17) o el del antagonista en Up (09), de los que hablamos en sendos capítulos de Lecciones de Música de Cine.

Sea o no conocida o controlada por el personaje, el tema musical que se le atribuye necesariamente ha de ser tema central, dado que estos son portadores de un significado que debe ser entendido por el espectador ya que asume tareas narrativas que si no son comprendidas harán inútil su presencia. Si esta vinculación se logra establecer y es comprendida por el espectador, bastará con emplear ese tema para contar cosas del personaje. Hay dos categorías:

1. Música DE personaje (música interior): la música se ubica piel adentro del personaje. En su mente, en sus emociones, etc... con ella, de modo efectivo, se puede complementarle, matizarle, explicarle, reafirmarle o negarle. Puede ser extraordinariamente precisa.
2. Música PARA personaje (música exterior): la música se posiciona piel afuera. No está en su mente ni en sus emociones, sino en su carácter, energía, en lo que transmite a su alrededor o en sus acciones. No es una música que pueda ser muy precisa, aunque en lo básico sí pueda ser enormemente útil.

Los temas DE personaje (música interior) permiten al espectador entablar una suerte de contacto íntimo con el personaje, sabiendo sobre él o ella más de lo que él o ella explicitan. Para bien... o para mal: ahí está por ejemplo lo mucho que explica sobre Travis Bickle su contratema en Taxi Driver (76); en el lado opuesto, los temas de James Bond o de Indiana Jones son PARA los personajes (música exterior) que no explican nada sobre sus emociones o sentimientos pero les dan mucho ímpetu y empaque. Tanto unos como otros son temas centrales aplicados a un personaje pero con efectos dramáticos y argumentales considerablemente diferentes.

Naturalmente, un tema central puede ser a la vez DE y PARA el personaje, cuando cumple con la doble proyección interna y externa: es lo que sucede con el tema principal de y para Guido en La vita é bella (98), inicialmente asignado como música exterior (la luz que irradia y que se expande a los demás) y que acaba por ser interna, de sus emociones y su necesidad de proteger a su hijo. En otros casos es posible que la distinción sea difícil y la ubicación ambigua, como en el contratema del emperador Cómodo en Gladiator (00), pero es una ambigüedad bien calculada en tanto no se sabe con certeza si la música es la de su retorcida mente o la del peligro que genera su poder en tanto no se sabe lo que piensa. De este modo, el personaje es mucho más sibilino.

Por tanto, hay varias opciones posibles para colocar una música en un personaje: en su interior, en su exterior, en ambas o de modo no claro. Cualquiera de ellas da resultados diferentes y, si se sabe lo que se hace, muy positivos. Pero es importante saber por qué y para qué se hace. La comprensión sobre el personaje depende de ello.