Dos jóvenes de 17 años, Félix y Elisa, se conocen jugando al juego de la ballena azul, se enamoran y deciden asumir juntos el desafío final del juego: el suicidio.
El compositor firma una creación que busca generar una impresión de vacío, desolador y abismal, combinando la electrónica con instrumentos reales como el piano, que aporta la parte más sentimental.