Desesperados por conseguir dinero fácil, dos hermanos planean el atraco perfecto: la joyería de sus padres. Pero las cosas se les complican considerablemente.
En una línea parecida a lo que hizo en Fargo (96), el compositor imprime en su música un tono de tristeza, pesimista, que se avanza a los acontecimientos y que anuncia, de alguna manera, el fracaso al que se ven abocados los protagonistas. Escribe para ello un notable tema principal con el arpa como instrumento destacado.