En junio de 1971, el The New York Times y The Washington Post informaron sobre el encubrimiento de secretos por parte del gobierno. En ese momento, Katherine Graham, primera mujer editora del Post, y el director Ben Bradlee intentaba relanzar un periódico en decadencia. Juntos decidieron tomar la audaz decisión de apoyar al The New York Times y luchar contra el intento de la Administración Nixon de restringir la primera enmienda...
El compositor firma una creación que no resulta determinante en el conjunto del filme, dramática o narrativamente, aunque sí puntualiza de modo eficiente aquello que señala. Dos son las líneas: en primer lugar, unas músicas cargadas de tensión se aplican en las escenas donde se emprende la búsqueda de la noticia, subrayando el riesgo y aportando más relevancia y envergadura a la causa perseguida. Tras ella surge música más emocional, elegíaca, que primero rodea e impulsa a los protagonistas y que finalmente se expande para poner en mucho valor, con un bellísimo tema principal, la importancia y fundamental trascendencia del periodismo al servicio de los gobernados y no de los gobernantes. La película no necesita del compositor más que eso.