Nueva versión del mágico relato del amor desbordado de una bestia enclaustrada tras una maldición en su palacio y una joven y hermosa campesina.
El compositor aplica una bella pero algo desequilibrada creación en la que plasma musicalmente los elementos del relato: en primer lugar, obviamente, música romántica que es la mejor parte de esta partitura, con un bello y muy elegante tema principal del que saca máximo partido dándole tonos y colores que abarcan de lo melancólico a lo vitalista, con mucho refinamiento, y que complementa con otras melodías en similar línea; en segundo lugar, músicas para recrear un entorno de misterio, indefinido, turbio y turbulento, que además sirven para realzar el poder del tema principal. Finalmente, temas de tránsito, ambientales, aplicados cuando no hay referencias ni al amor ni al enigma, y que son muy básicos y despersonalizados, lo que perjudica la solidez del conjunto.