El compositor aplica una extensa e intensa música épica y dramática, que da trascendencia casi mística al relato de la construcción de la tan hermosa Santa María del Mar. La música no está enfocada en el edificio (su proceso de construcción y su culminación) sino que acompaña a aquellos que lo construyeron, de tal modo que es un permanente apoyo, elogio, abrazo e impulso para todos ellos. El tema principal, sencillo y bello, es una música compartida que abarca a todos los personajes pero que los protagonistas, en determinados momentos, hacen suya. Se trata de una melodía retentiva que estructura a su alrededor toda la creación y que conoce interesantes transformaciones, narrativas.

Este tema principal, que se mueve entre lo lírico, lo íntimo, lo sufrido y también la exaltación, es complementado y reforzado con la presencia de otros en similar línea, menores, pero especialmente se significa por la oposición que ejercen y ejecutan temas contrarios, dramáticos y oscuros, negativos. Esta lucha entre la luz que representa el tema principal y la oscuridad evidenciada en otras músicas se hace más trascendente gracias a la incorporación de músicas sacras, con coros, y temas vocales que, aunque no religiosos, contribuyen a la elevación del conjunto.