Con el título Los Angeles, 1937 se recoge la banda sonora que el compositor escribió para el filme de Polanski y que finalmente fue rechazada y reemplazada por otra de Jerry Goldsmith, quien seguiría en buena medida lo hecho por Lambro, particularmente con el cálido tema inicial, pero también en algunos temas atmosféricos.

Musicalmente espléndida (intensa, densa, sofisticada, agresiva, cálida, impresionista y misteriosa) es posible que resultara demasiado confusa para un filme cuyo guion literario era ya de por sí confuso. La música de Goldsmith sería mas sencilla y permitiría concentrar la atención en momentos específicos, dejando espacio para el silencio musical. Aparentemente, y por sugerencia del también polaco Bronislau Kaper, se rechazó porque las referencias orientales en la parte final eran molestas. Es una razón que se sostiene dificilmente... ¡bastaba con quitarlas!. El hecho de que in extremis se encargara a Goldsmith construir una nueva banda sonora en apenas diez días pone en evidencia que esos días fueron muy tensos y de nervios. Probablemente la decisión del rechazo, tomada tras un pase con público, tuvo más que ver con su densidad, lo críptica que podía resultar en su conjunto, su incomodidad... todo ello reducido a los mínimos en la nueva banda sonora.

Es bastante factible sostener que efectivamente con esta banda sonora la película resultaría laberíntica en exceso, confusa y poco cálida. Ojalá algún día pueda ser vista con ella para valorar.