Secuela de The Black Stallion (79), en la que el muchacho protagonista se encuentra en Marruecos para intentar salvar a un brioso corcel.
Radiante y pletórica partitura, de exultante tema central y enérgica fuerza en su desarrollo. El compositor aporta ocasionalmente melodías de cariz étnico, pero son meramente ambientales. El epicentro de su creación es una música de apabullante belleza bucólica, que encuentra su punto más álgido en su momento final, de intensidad creciente.