La primera entrega de “The Maze Runner” me parece una más que correcta banda sonora de género. Tiene sus muchas limitaciones y ciertos convencionalismos pero dentro de esta nueva moda de distopías juveniles me parece de las mejores que se han hecho.

Esta segunda entrega, en cambio, no solo se torna más convencional que la primera sino que se pierde narrativamente en un sinfín de momentos ambientales y de acción, bien hechos pero muy vistos y repetitivos, desaprovechando a veces su buen tema principal y sin que se produzca un desarrollo ni haya un nuevo aporte temático que haga avanzar o evolucionar musicalmente la historia (posiblemente sea también culpa de la película, una entrega de tránsito que no aporta nada). Tampoco se produce un cambio en el tipo de música para el entorno, que es más de lo mismo (sin embargo hemos salido del laberinto de la primera entrega y ahora estamos en el mundo postapocalíptico).

Partitura cumplidora, pues Paesano se sabe manejar equilibradamente en los terrenos de lo ambiental, lo épico y lo dramático, pero resulta una obra demasiado simple, repetitiva y muy rutinaria.