Secuela de Creed (15), en la que el protagonista se debate entre las obligaciones personales y el entrenamiento para su próxima gran pelea, con el desafío de su vida por delante.
Esta es una creación algo más elaborada y más interesante que la que el compositor ofreció en la anterior entrega. El tema principal y alguno de los centrales se recuperan y se desarrollan, empleados de modo menos aparatoso y exhibicionista e integrados en el desarrollo dramático de la trama y sus personajes. No va mucho más allá de eso, y las citas y referencias al tema musical de Bill Conti son lo mejor, por incomparables.