En un pueblo de pescadores azotado por el viento, una madre se debate entre proteger a su amado hijo y su propio sentido del bien y del mal. Una mentira que le cuenta a él destroza a su familia y a su comunidad.
Los compositores aplican una creación dramática que, con el uso principalmente de pocos instrumentos de cuerda, generan una sensación de ruptura y de tragedia, de dolor y desazón, que a medida que avanza la narración se va reiterando y ahondando, pero sin llegar a tomar cuerpo y forma. Muestra así la destrucción.