Una joven de origen ruso decide volver a un viejo taller abandonado para encontrarse con un inesperado confidente, un misterioso ser anclado en un mismo lugar desde siempre. Juntos tendrán la oportunidad de conocer los secretos que rodean sus existencias.
Esta película plantea un viaje que comienza con una pregunta y lleva hacia su respuesta, y en este trayecto que va de la oscuridad hacia la luz, del dolor hacia la redención y del recelo al amor la música forma parte esencial de todo el relato, de sus emociones, de sus colores y también de sus explicaciones. A pesar de ser un filme con mucha abundancia de diálogos, la música forma parte de ellos, los matiza y les da más sentido, siempre con delicadeza a pesar de los cambios a veces viscerales que se producen, con momentos tormentosos, oscuros, siniestros y también luminosos, líricos y poéticos. Hay una gran profusión musical, pero sólidamente estructurada con el eje vertebrador es un hermoso tema principal que une a la pareja protagonista en su camino hacia el destino que comparten, una música de amor, de aceptación y de salvación. Exquisita y por encima de todo útil.