Secuela de Final Destination (91), en la que la única superviviente del vuelo de la primera película decide encerrarse en un psiquiátrico aterrorizada por la convicción de que la Muerte va a ir en su busca como lo hizo con todos sus amigos. Tiene una premonición de que un camión que perderá el control provocará una espantosa reacción en cadena.
Continuando en la línea de lo hecho en la primera entrega, la compositora dio un paso adelante con una partitura más agresiva y grotesca, también percusiva, y con ampliación del temario.