Fiel a la tradición clásica del género en su vertiente italiana, el compositor aplica una deliciosa creación en la que encuentra el equilibrio perfecto entre lo gótico, lo macabro, lo romántico y lo dramático. Su música deambula con naturalidad en esos distintos niveles, siendo a la vez grandilocuente e íntima, seria y divertida. Es perversa, y también refinada y elegante, cuenta con un exquisito tema principal, con notable empleo de voces para lo siniestro y lo desesperado, y con un casi permanente uso de la sonoridad etérea del theremín. Muy interesante y muy madura.