Una madre sufre la pérdida de uno de sus tres hijos, quien desaparece a la edad de tres años para regresar nueve años después sin recordar a su familia.
Bella y dramática partitura que supòne una de las grandes creaciones del compositor en estos últimos años. Expone con delicadeza la fragilidad y vulnerabilidad de los sentimientos humanos del filme, así como una nostalgia nada pomposa. Por momentos adquiere un tono más abrupto, en sintonía con el dolor de los personajes. El empleo que hace de la guitarra es desgarrador y sugestivo. El propio compositor dijo que "dado que el principal personaje es el niño ausente, buena parte de la música y su instrumentación evoca la memoria infantil, con presencia de arpas, campanas y sonidos musicales que conjugan imágenes de la infancia".