Genesis es la siguiente colaboración de Coulais con los directores Claude Nuridsany y Marie Perennou, tras la exitosa Microcosmos. La banda sonora de Microcosmos supuso un hito y generó una importante repercusión (en ciertos círculos, claro; estamos hablando de un documental), donde lo visual y lo sonoro se conjugaban para suplir la tradicional narración en off.

En Genesis se mantiene un estilo de narración poética a través de la combinación de diferentes secuencias, sólo acompañadas de sonido y música, donde se prima impactar y emocionar (en el sentido de conectar emocionalmente con el/la espectador/a) para facilitar la comprensión de la naturaleza a través de paralelismos con los sentimientos y vivencias humanas. Ello supone otorgar un gran peso al papel de la música, como intentaré explicar.

Genesis nos habla del origen del mundo, del nacimiento de la vida y de -en definitiva- el eterno ciclo de la evolución. Lo hace a su manera, con pequeñas pinceladas y con muchas metáforas. Ahora bien, a diferencia de Microcosmos, se busca acompañar el relato de una guía: una narración humana de un griot (una especie de cuentacuentos propio de diversas culturas africanas) que explica con conceptos simples lo que científicamente sería arduo y complejo, como si de tradición oral hablásemos. Nuevamente se trata de conectar emocionalmente, aunar cuento y ciencia. La idea es buena, pero a mí me resultó un pequeño lastre ese didactismo algo ingenuo e impostado, que afectaba a la naturalidad de la narración (que sí atesoraba Microcosmos). Para gustos, colores.

La idea de conjugar ciencia y emoción sí creo que se consigue conjugar perfectamente por otra vía: Coulais y su música. El músico francés atravesaba una etapa de gran creatividad y riesgo, que echo de menos en sus últimas obras (aunque me gusta mucho The song of the sea). Entre 1996 y 2006 habitan obras tan dispares como Don Juan, Le comte de Monte cristo, Le libertin, L'enfant qui volait ètre un ours, Himalaya … En la banda sonora que nos ocupa Coulais parece saber transmitir las ideas de fondo mejor que nadie. Se pueden vislumbrar 3 fases diferenciadas y una conclusión final:

1. La primera, partiendo de unos títulos de crédito iniciales imponentes y hostiles, es una música más experimental, que sirve de aproximación a la creación del mundo. Las muestras de vida que se suceden durante aproximadamente la primera media hora de metraje, inciden en lo arcaico, y la música se vuelve distante y deshumanizada.

2. La segunda, por contra, surge cuando entra en escena la vida, concebida como la unión propiciada entre seres vivos. Para hacérnoslo entender mejor, se recurre al paralelismo con el sentimiento del amor. El tema que surge para humanizarlo todo, y comprenderlo desde un punto de vista emocional es el “Désir, mon bo désir” (de hecho el título es clarificador porque se refiere al deseo animal, pero transformándolo en algo más sugestivo emocionalmente, como es el amor). La música se vuelve tierna, sensible y nos conduce adonde nos quieren llevar la pareja de directores. En este bloque aparece la sensacional escena de las arañas, cuyo ritual de apareamiento Coulais lo convierte en un cortejo, primero con música descriptiva del acercamiento (animal) y luego con la consumación, donde rebrota el tema del amor “Désir, mon bo désir”.

3. La tercera fase nos lleva a la muerte, como fase necesaria en el ciclo de la vida. La música se apaga dirigiéndonos al desenlace.

4. La conclusión final, es que la vida sigue su curso, continúa rodando con nuevas vidas. Aparece el tema “La fanfarre de la vie” absolutamente optimista, nuevamente aportándonos material emocional con la energía que rebosa. Una pequeña aparición del tema del amor, tras la fanfarria anterior y previo a los títulos de crédito finales (nuevamente con la fanfarria) nos recuerda que la vida continúa gracias a algo que la mueve.

Como siempre digo respecto a mis reseñas de bandas sonoras, esto no es más que mi visión y espero que se aproxime a lo que el gran Coulais quiso transmitir. A mí al menos me lo ha transmitido. Saludos.