Banda sonora en la que el compositor hizo una descripción melódica el mundo interior enajenado de los protagonistas, con melodías frías y asépticas. También desarrolló un tema, más dulce y apoyado en el saxo, para efectuar un contraste con el anterior y reflejar el entorno exterior.

La partitura tiene un desarrollo progresivo, de tal modo que va tomando forma desde el principio hasta el final, en el que se exponen los elementos que la han estado conformando, pero no con la incorporación de los instrumentos sino precisamente con su desaparición, que permite oir la melodía interpretada por un solo instrumento. Se incluye, junto con otras bandas sonoras, en el recopilatorio José Nieto : Música de cine (96).