Una joven se interesa por el submundo de los juegos clandestinos y entra en ellos, poniéndose en peligro.
El blues y especialmente el jazz han sido, desde los años cincuenta, estilos recurridos en la descripción ambiental y dramática de los llamados "bajos fondos" (gángsters, garitos de juego, etc...), al ser un tipo de música que nació justamente en barrios marginales y dada la siempre eficaz conexión con el espectador. Pero a pesar de la evidencia del recurso, el compositor no convierte su creación en un cliché tópico, ya que con sus elegantes melodías hace más comprensible la esencia dramática y argumental de la película y de su protagonista, a quien otorga un tratamiento muy dulce.