Quinta entrega de Die Hard (88), donde el protagonista se enfrenta a su mayor desafío, en un escenario internacional donde su hijo se encuentra encerrado en una prisión por un líder ruso.
Solvente partitura de acción en la que el compositor aplica una amplia gama de temas enfáticos y adrenalíticos, unidos por un motivo reiterado que sirve de referente. Es coherente con las anteriores entregas de la saga, pero acaba por resultar un tanto rutinaria y va perdiendo progresivamente interés. Eso sí, cada uno de sus temas son elaborados y están bien ejecutados, aunque son perfectamente intercambiables entre sí.