Una niña solitaria que vive con su padrastro en un barrio humilde tiene a un peculiar vecino que pasa sus días refugiado en su mundo imaginario creyendo que su piso es una nave espacial. El casual encuentro entre ambos devendrá en una peculiar relación en la que ambos se descubrirán, se ayudarán y se salvarán embarcándose en una misión de rescate mutuo.
Esta es una película sencilla y amable que se explica musicalmente también de modo sencillo, lo que ayuda a clarificar el relato y hacerlo accesible a la audiencia. La compositora desarrolla su creación en los ámbitos de la fantasía, lo sentimental y lo dramático, con un destacado empleo de los códigos musicales de la Ciencia-Ficción que sirven para lo ambiental y en énfasis de la acción, pero que también revierte para impregnarlos del tono cálido y tragicómico de las otras músicas. En su conjunto la música aporta un cariz que inicialmente es amargo y triste pero que progresa hacia otro esperanzador, hermoso, de aceptación.