Reseña de Ignacio Marqués Cuadra:

La primera temporada de esta notable serie narra –como si de una campaña de rol se tratara– las aventuras de un grupo de héroes en un mundo de fantasía similar a Dungeons & Dragons. Innumerables son las referencias tanto a estos juegos de mesa como a los videojuegos de rol en general, en la que se ha puesto especial cuidado tanto a una narración muy bien escrita como a una definición y variedad de personajes bastante logradas, en las que se aprecia el cariño puesto por parte de los creadores para llevar a buen puerto un contenido de evasión digno y bien hecho; algo que no puede decirse de muchas otras producciones homólogas para plataformas de streaming.

La música de la serie corre a cargo de un compositor con una amplia experiencia musical en videojuegos ambientados en mundos fantásticos. Su extensísimo trabajo en la saga World of Warcraft es seguramente lo que más se puede acercar estilísticamente a lo hecho por el compositor en esta serie y nuevamente logra encontrar el tono de mundo de fantasía adecuado, con una música que es clásica en algunos aspectos, pero moderna al mismo tiempo, que sabe capturar un equilibrado sentido épico y dramático a partes iguales que es necesario para la historia de la serie y los personajes a la hora de ser también explicados desde la música. El compositor establece una serie de frentes musicales organizados en una estructura narrativa muy sencilla, de la que sobresalen tres temas centrales: el tema principal de Vox Machina (el grupo de héroes), el contratema de los Frondespino (la familia de villanos) y el tema del Reino de Exandria (donde sucede la acción).

El primero es un tema enfático, de tono heroico, que tiene una larga historia detrás ya que no es original, sino que ha sido adaptado por el compositor para la serie. Este tema (de Jason Charles Miller) a su vez proviene de otra versión más antigua también escrita por Miller para introducir las campañas de rol de los creadores, y que estaba muy inspirado en el tema principal del videojuego Baldur’s Gate (98), del que aún se pueden reconocer trazos evidentes en alguna variación de la versión final que se ha empleado en la serie. Aunque no haya sido una referencia pretendida ni por los creadores ni por el compositor, llega a resultar hasta oportuna y muy curiosa: al igual que en la propia serie, su uso en aquel videojuego también servía como referencia de los héroes y de la aventura. El segundo tema, para los Frondespino, es el más sofisticado e interesante de todos, también el más poderoso y del que a menudo se destaca la presencia del violín o momentos que recuerdan a un vals, resultando muy apropiado a la hora de recrear desde la música ese carácter glamouroso y elegante –pero también macabro y letal– de esta peligrosa pareja de vampiros. El tercero, de tono legendario, es un tema menor en cuanto a repercusión en la narración, pues es utilizado en varias ocasiones al inicio de la aventura, pero su presencia decae en el resto de la serie.

De estos tres temas centrales no se hace un uso exhaustivo a lo largo de los episodios y solo se reservan para los momentos más importantes, pues gran parte de las aventuras también son explicadas con músicas secundarias que se emplean para recrear la magia, la épica o lo tenebroso, pero también para profundizar a nivel dramático en los arcos de ciertos personajes, como Percy de Rolo. Todas las músicas, tanto las narrativas como las que no lo son van aumentando progresivamente en envergadura y gravedad conforme van desencadenándose los hechos hasta llegar al espectacular final de la temporada. Pero la música también participa en el fortísimo contrapunto cómico que tiene la serie y que viene aportado de forma diegética por Scanlan, el personaje más desternillante del grupo –cuya clase en una partida de rol se correspondería con la del declamador o el trovador–. Este personaje ejecuta los encantamientos por medio de la música, cantando y declamando divertidos versos acompañado de su laúd mágico; canciones que han sido escritas por Sam Riegel (el actor de doblaje que también las interpreta) y Peter Habib. Aparte de la sinfónica, que es el tipo de música predominante en toda la banda sonora, se hacen concesiones puntuales al rock o al metal (principalmente en los números musicales de Scanlan), no gratuitamente sino a propósito de cómo están planteadas algunas escenas a nivel creativo.