Por alguna razón Miller sintió la necesidad de "suavizar" su cuento postapocalítico, en un cruce con el bagaje "El Señor de las Moscas". Incluso veo aquí el germen de "Waterworld", lo que alcanza también a la música que hiciera JNH. Sólo me queda decir que Jarre es el compositor del desierto por antonomasia, sabe moverse en la aridez para engrandecerla y hacerla hostil, pero también sabe tratar la humanidad de la sequía en aquellos héroes capaces de adaptarse al ambiente agreste para convertirlo en su hogar. Me es imposible no hacer paralelos entre el tratamiento dado a Max en esta película, y el compuesto para abordar la espiritualidad de Lawrence de Arabia. Jarre reconoce que el entorno es violento y descarnado, pero también nos cuenta que es posible echar raíces en ese mundo en el que parece ser tan difícil hacerlo. Quizás el desierto sea el único lugar donde un desadaptado puede enraizar, y eso es lo que hace Max Rockatansky -como T.E Lawrence antes que él- al mostrar en esta tercera parte que la aridez y él son uno.