Thriller sobre la implacable persecución contra un hombre que ha robado un microfilme.
Más que abordar la partitura de este filme con un tratamiento de cine negro al uso (que no se elude), el compositor optó por resaltar los aspectos más dramáticos, también sórdidos, y lo hizo en base a una música contenidamente sensual, incluso lasciva, con uso del saxo. Aplicó también referencias orientales, no por contexto argumental (que no lo hay) sino para recrear un ambiente y entorno ajeno al de los propios personajes, permitiendo con ello situarles en terreno extraño y, así, reforzar el sentido de clandestinidad. Se acompaña de Dangerous Crossing (53).