Tres jóvenes que han crecido en un internado sin ningún contacto con el exterior, descubren un día que en realidad son clones creados únicamente para la donación de órganos.
La compositora aplica una banda sonora que mantiene un elegante equilibrio entre lo evocador y lo dramático en base a melodías de gran belleza estética, lideradas por un refinado tema principal con el cello como instrumento protagonista. Su música destila esperanza pero también fragilidad e inocencia y, aunque en su conjunto no es singularmente sofisticada en su estructura temaria, sabe mantener de modo constante su pulso.