Banda sonora de notable tema principal que evoca el espíritu de los westerns, aunque el filme se desarrolle en Argentina. Su sentido épico y grandilocuente se refuerza por la presencia de coros y por la intensidad de sus melodías, que se contrastan con otras dramáticas y sombrías. Se trata de una partitura sofisticada y elaborada, de texturas musicales complejas que fomentan una controlada sensación de caos y violencia, que el compositor resuelve en su parte final de modo muy bello. Se acompaña de A Town Called Hell (71).