En una cena entre amigos se propone un juego que pondrá sobre la mesa sus peores secretos: leer en voz alta los mensajes, y atender públicamente las llamadas que reciban en sus móviles durante la cena...
El compositor recoge el tono vodevilesco, teatral y de gran farsa en la forma de un brillante tema principal de aires barrocos que recuerda, siquiera como referencia, a algunas de las creaciones más célebres de John Addison. Esta música se presenta en las escenas iniciales de modo fragmentado y funciona a la manera de invitación a una fiesta de disfraces y máscaras que, una vez esta comienza, pasa ya a terrenos dramáticos, que son menores y poco relevantes. En créditos finales (no ha habido tema inicial) se recupera el espíritu, integrando el sonido de móviles en el tema principal, pero el problema es que la película se cerró como drama y no como comedia, y en este punto la música así puesta ya no tiene sentido. Presentarlo en unos créditos iniciales habría hecho, probablemente, que funcionara mucho mejor.