A un niño muy patoso todo le sale mal. Un día recibe la visita de un misterioso niño que afirma ser su tataranieto del Siglo XXII y le presta su robot Doraemon para que le ayude a encontrar una solución a sus muchos problemas.
El compositor aplica una amplia y variada banda sonora que recorre diversos territorios, siempre de modo elegante: es notable por la evocación y lirismo en sus momentos dramáticos, con bello tema principal, y también por la solvencia de sus temas ambientales y de las músicas empleadas para enfatizar la acción.