Juan Noguera, un profesor de literatura española, llega a Oxford para trabajar en la Universidad. Allí conoce a Alfred Cromer, que está enfermo de Sida. Sus vidas trascurren en calma hasta que Robert Rylands, examante de Alfred, regresa tras años de ausencia.
Partitura que contribuye a relajar la tensa carga ambiental y a desdramatizar, en parte, el contenido luctuoso del argumento, en el que la muerte está presente, pero que no es referenciada musicalmente.
El compositor enfatiza los elementos melódicos más cándidos, de modo que se busca aislar el trasfondo trágico de la historia y dotarla de un sentido vitalista y optimista. En esta finalidad juega un papel preponderante el solemne tema principal con el que se abre y cierra la película, que es también empleado en otros pasajes y con el que se resume todo el espíritu estilístico del filme.
Las primeras imágenes -Robert Rylands paseando solo por un bosque- son acompañadas por una escueta melodía liderada por un oboe y que permite el enlace con los títulos de crédito iniciales, en los que un tren recorre las campiñas hasta llegar a la estación de Oxford. El tránsito entre una secuencia y otra se marca con un enfático cambio melódico en el que la pausada presentación da paso al vigoroso tema central, desarrollado con soltura. Se incluye, junto con otras bandas sonoras, en el recopilatorio Angel Illarramendi compone para Elías Querejeta (96).