Banda sonora dramática en la que la música expone simultáneamente el quiebro y la reconciliación, el del mismo personaje, con un bellísimo y también dolorido tema principal con protagonismo de un violoncelo de modulaciones cambiantes, hirientes y heridas en algunos momentos y liberadoras en otros. Es una melodía que el compositor emplea hábilmente para entrelazar el viaje del presente al pasado, y también del pasado al presente. Es una música cauta, contenida, pero honesta, directa, que maneja bien el tempo a lo largo del cortometraje y permite que todo sea narrado con armónica fluidez, generando además en el espectador una gran expectativa de resolución. Se acompaña de otros trabajos del compositor.