Adaptación libre de la historia del científico Victor Frankenstein y su protegido Igor Strausman.
El compositor aplica una creación que mantiene los códigos y el ADN que se han venido empleando en filmes sobre la creación del monstruo de Frankenstein, la obsesión del doctor y el desespero de quienes le rodean. La referencia al Mary Shelley’s Frankenstein (94) de Patrick Doyle es inevitable, aunque ambas películas son diferentes. Pero aquí Armstrong también explora los territorios de lo épico, lo gótico y lo demencial, y además de un modo muy brillante, con poderosos y contundentes temas sinfónicos y corales para el contexto y que encuentran respuesta en músicas líricas y dramáticas, moderadamente desoladoras, para los personajes.
Musicalmente, tiene momentos brillantes, pero es una banda sonora que parece hecha más para impresionar que para explicar, y finalmente su temario, que debería ser bien distinguible en sus referencias y conceptos, acaba por ser una amalgama de músicas similares, que contribuyen a generar confusión y que acaban por diluir sus pretensiones narrativas.