Un agente inmobiliario es acusado de las muertes de su mujer y del amante de esta, y busca junto a su secretaria al verdadero asesino.
Para la última película de Truffaut, que es a la vez un homenaje al cine negro como una sutil comedia, el compositor inicia su partitura con un tema vibrante e impetuoso, con predominio de flautas y un aire a lo Vivaldi. El desarrollo posterior se decanta más por remarcar lo intrigante, aunque también hay espacio para las melodías románticas. El compositor, expresamente, le da un tratamiento ligero, en consonancia con el desenfado del propio filme.