Precuela de la trilogía "El Señor de los Anillos", también de J.R.R. Tolkien. En compañía del mago Gandalf y de trece enanos, el hobbit Bilbo Bolsón emprende un viaje hacia la Montaña Solitaria, donde el dragón Smaug esconde el tesoro de los Enanos, y en las profundidades de la Tierra encuentra el Anillo Único.
The Lord of the Rings: the Fellowship of the Ring (01) daba comienzo a una trilogía donde los grandes temas centrales ya estaban perfectamente construidos y determinados sus propietarios y significados. Y a partir de ahí Howard Shore fue haciendo la evolución narrativa por todos conocida, llevando en la resolución final de The Lord of the Rings: The Return of the King (03) a un nivel de éxtasis casi operístico. La música, por tanto, arrancaba perfectamente determinada.
Siendo este filme una precuela y además un primer filme de lo que será otra trilogía, tiene lógica (y además no había otra opción) que escribir una música que fuese una precuela y además la primera de una trilogía musical que, teóricamente, deberá poder encajarse con facilidad con The Lord of the Rings: the Fellowship of the Ring (01), en lo musical pero especialmente en lo narrativo y lo dramático. Y por ello, Howard Shore ha hecho que esta sea la banda sonora del Génesis, de la tierra del caos y la confusión, del kilómetro cero, donde abunda la música pero que es música de los espacios inhóspitos y anárquicos, del desorden en el que deberán -si pueden- florecer, sobrevivir y asentarse los temas del orden, que son aquellos que se aplicarán a los territorios y sus diversas comunidades. Así, el compositor implanta la semilla (más o menos germinada) de algunos de esos temas centrales -aunque el de los Hobbit está perfectamente construido desde el mismo inicio-, que van encontrando su propia luz entre tanta oscuridad musical. Es un punto de arranque prometedor, que se deberá consolidar en las siguientes entregas. Pero todo aparenta que así será. Son insertados también nuevos y esplendorosos temas.