Lejos de aplicar una banda sonora de tono religioso, místico o hagiográfico, el compositor desarrolla una perspectiva muy humanista de los personajes, enfatizando su trascendencia pero también subrayando sus conflictos, dudas y también miedos. Lo hace en base a un doble nivel argumental, el de la música para el exterior, el entorno, y aquella que se aplica piel adentro, para explicar lo que sucede en el interior de los personajes. La primera es variada y obviamente incluye referencias étnicas, recreando también entornos de contenida opresión y violencia, algo asfixiantes. En lo que concierne a la música de los personajes, es lírica y emotiva, pero también sufrida y sentida, muy elaborada y con momentos de cuidada belleza. Se acompaña de L'Uomo che sognava con le aquile (06) y Wake of Death (04).