Tercera entrega de la saga iniciada en Twilight (08), en la que la ciudad de Seattle es devastada por una serie de misteriosos asesinatos, mientras una vampiresa busca venganza.
El compositor desarrolla una partitura mucho más sofisticada que las anteriores, con luces y sombras en sus colores musicales, un romanticismo de tono afligido y muy moderadamente perverso, inquietante, que se fusiona sólidamente con temas góticos, grandilocuentes, destinados a enfatizar la magnitud épica del entorno. Se trata de una banda sonora en la que no hay concesiones comerciales ni fáciles recursos melodramáticos, madura y muy solvente. Su tema principal es muy bello.