En un mundo extrañamente parecido al nuestro un cowboy persigue a su eterno enemigo, "el hombre de negro". Conoce a un chico de Nueva York venido de otro tiempo, y ambos unen sus destinos.
Esta es una banda sonora que funciona a ras del resto de la película, a la que acompaña subrayando o enfatizando aquello que se está relatando, pero sin aportar nada que no esté explicado en el guion literario o en las imágenes. Se sustancia en músicas para las acciones (con los consabidos recursos sonoros y electrónicos tan habituales en el cine contemporáneo deudor de Zimmer), para remarcar lo heroico, para contrastar luz con oscuridad, y singularmente para destacar el cariz de evocación y aflicción que es la base de toda la historia. Es una creación funcional y eficiente, a la que le falta consistencia y cuyo enfático tema principal es bueno pero queda desaprovechado y disperso entre una amplia variedad de temas similares que lo diluyen.